Porque eres mi escudo
frente a la adversidad,
y evitas que los
golpes
duelan fuerte en el pecho.
Porque eres la
custodia
que vigila mis sueños
y, en cuanto
despierto,
buscas hacerlos
realidad.
Porque eres el remedio
que alivia, con
caricias,
las heridas del pasado
que el recuerdo
agrieta.
Porque fuiste el
auxilio
que rescató a mi corazón,
en el preciso instante
que se lanzaba al vacío.
Simplemente, te amo.
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